Solo la niñera.
Era un día soleado. El cielo estaba despejado y soplaba una brisa marina pegajosa que le anunciaba a los visitantes que las vacaciones habían comenzado.
Filas de transportes se detenían en el lobby del hotel, para dejar decenas de turistas listos para descansar.
Los empleados de la recepción, daban la cálida bienvenida a los visitantes mientras preparaban las llaves e indicaban el camino a las habitaciones. Los bell boys bajaban mares de maletas mientras las acomodaban en carritos de golf para repartirlas en las habitaciones.
Los bartenders preparaban cocteles de bienvenida.
Todos los huéspedes son importantes. Pero para Charlotte, la encargada del club de niños, los Preston eran los más importantes.
Durante tres años consecutivos, la familia Preston pasaba tres semanas de descanso en el resort.
Charlotte se ganó poco a poco el cariño de los niños. No querían estar con nadie más. Pero el cariño más importante lo encontró un día que Debbie Preston decidió pasar el día en el SPA y pidio que ella acompañara a los niños a un parque de diversiones cerca del hotel.
Jack Preston cancelo su golf para llevarlos.
Charlotte se ganó poco a poco el cariño de los niños. No querían estar con nadie más. Pero el cariño más importante lo encontró un día que Debbie Preston decidió pasar el día en el SPA y pidio que ella acompañara a los niños a un parque de diversiones cerca del hotel.
Jack Preston cancelo su golf para llevarlos.
- Debbie, tu eres la madre, deberías acompañar a tus hijos, se supone que es un viaje familiar.
- Jack, son vacaciones, quiero un poco de descanso. No les va a pasar nada si los llevas tú. Ademas, arregle que la niñera los acompañe.
Jack decepcionado sale con los niños. Charlotte espera en el lobby y todos suben al auto.
Charlotte se da cuenta que el Sr. Preston no está felíz. Apenas y habló durante el camino.
Ya en el parque Jack permanecía un tanto alejado y pensativo pero de pronto a sus oídos llegaron las carcajadas de los niños. Se giró para verlos y se dió cuenta de lo mucho que estan disfrutando el viaje y la compañía de Charlotte.
De regreso al hotel, cantaron y contaron historias hasta que se quedaron dormidos. Charlotte lo miró con una sonrisa tierna que le llego a lo más profundo del corazón a Jack. Un corazón que se había congelado tras la frialdad de un matrimonio por conveniencia. Lo unico bueno de ese matrimonio eran los niños. Matt de 1 año, Tim de 4 y Margaret de 6.
- Gracias por todo señorita White. Por favor acepte ésto. - le dijo sacando un billete de propina.
- Muchas gracias Sr. Presto, no es necesario. Lo hago con gusto, sus niños son adorables.
- Por favor, insisto.
Charlotte toma el billete y agradece. Se despide.
Camino a casa piensa en lo atractivo que es el Sr. Preston, lo que daría por una familia así. ¿Como la Sra. Presto puede perderse de algo tan especial como esa familia?
Al día siguiente Jack lleva a los niños al club de niños.
- Buenos días, ¿la señorita White a que hora llega?
- El día de hoy descansa.
- Que pena, los niños tienen ganas de verla.- y como no queriendo desliza la pregunta - ¿Y que hacen los locales para divertirse en su día de descanso?
- Bueno, hay algunos bares, a algunos les gusta la playa.
- Si, claro. Bueno, le encargo por favor que vigile que los niños no coman golosinas hasta después de la comida. - Jack firmo los papeles y salió de ahí dispuesto a jugar golf. Llegando al lobby cambió de parecer. Subió al taxi y pidio lo llevaran al pueblo.
Estaba caminando por la callejuela cuando escucho su nombre.
- Señor Preston, buenos días. Que sorpresa! ¿y los niños, vienen con usted?
- Charlotte! - dice fingiendo sorpresa - qué casualidad no, se quedaron en el club. Te extrañaron.
- Que pena. Hoy descanso.
- Sí, nos dijeron. ¿y a donde vas?
- A desayunar aquí adelante... hay un pequeño restaurante delicioso.
- Suena bien. ¿Te molesta si te acompaño?
- No, claro, por supuesto.- dice un poco sorprendida
Al terminar el desayuno Charlotte se despide para ir a la playa.
- Gracias por pagar el desayuno Sr. Preston. No debió. Me retiro, voy un rato a disfrutar del mar.
Se despidieron y Charlotte no noto que él la seguía
Llegando a la playa extendió un pareo y se quitó la ropa quedando su cuerpo firme cubierto por un bikini rojo que resaltaba las redondeces de sus pechos y su bien torneado trasero.
Casi no había nadie en la playa. Se zambulló en el mar. Jack la miraba absorto.
Salió y se tendió a tomar el sol después de aplicarse generosa cantidad de bronceador.
- Hola otra vez
Charlotte se sobre salta y se sienta de golpe.
- Sr. Preston! me asusto
- Disculpa, es que, no pude evitar seguirte. Ha sido muy agradable conversar contigo. - dijo sentándose sobre sus caros pantalones sobre la arena.
Jack le contó sobre su vida con Debbie. El único lazo entre ellos eran los niños.
Charlotte se levantó y Jack la recorrio con la mirada.
- Vamos - dijo Charlotte extendiendo la mano a Jack
- ¿A donde?
- Hay un lugar que a mí me ayuda mucho a tranquilizarme
Lo llevó un ojo de agua perdido entre la maleza por un camino de tierra. Tenía el agua cristalina, y una pequeña plataforma de madera. Era un lugar hermoso.
- ¿No le parece hermoso este lugar? - dice Charlotte mientras se adelanta unos pasos.
Jack no pudo evitar la tentación llegando ahí y toma por la mano haciéndola girar. - Dime Jack - Y al instante la besa.
Un par de intentos de separarse de él y luego cede perdiéndose en ese beso.
Desde entonces cada año esas visitas de vacaciones familiares se han vuelto la razón por las que Charlotte tomo el empleo definitivamente.
Cada año, ocultas tras los "buenos días", van miradas que dicen mucho más.
- Nunca nadie lo sabrá - pensó - Soy solo la niñera.
- Jack, son vacaciones, quiero un poco de descanso. No les va a pasar nada si los llevas tú. Ademas, arregle que la niñera los acompañe.
Jack decepcionado sale con los niños. Charlotte espera en el lobby y todos suben al auto.
Charlotte se da cuenta que el Sr. Preston no está felíz. Apenas y habló durante el camino.
Ya en el parque Jack permanecía un tanto alejado y pensativo pero de pronto a sus oídos llegaron las carcajadas de los niños. Se giró para verlos y se dió cuenta de lo mucho que estan disfrutando el viaje y la compañía de Charlotte.
De regreso al hotel, cantaron y contaron historias hasta que se quedaron dormidos. Charlotte lo miró con una sonrisa tierna que le llego a lo más profundo del corazón a Jack. Un corazón que se había congelado tras la frialdad de un matrimonio por conveniencia. Lo unico bueno de ese matrimonio eran los niños. Matt de 1 año, Tim de 4 y Margaret de 6.
- Gracias por todo señorita White. Por favor acepte ésto. - le dijo sacando un billete de propina.
- Muchas gracias Sr. Presto, no es necesario. Lo hago con gusto, sus niños son adorables.
- Por favor, insisto.
Charlotte toma el billete y agradece. Se despide.
Camino a casa piensa en lo atractivo que es el Sr. Preston, lo que daría por una familia así. ¿Como la Sra. Presto puede perderse de algo tan especial como esa familia?
Al día siguiente Jack lleva a los niños al club de niños.
- Buenos días, ¿la señorita White a que hora llega?
- El día de hoy descansa.
- Que pena, los niños tienen ganas de verla.- y como no queriendo desliza la pregunta - ¿Y que hacen los locales para divertirse en su día de descanso?
- Bueno, hay algunos bares, a algunos les gusta la playa.
- Si, claro. Bueno, le encargo por favor que vigile que los niños no coman golosinas hasta después de la comida. - Jack firmo los papeles y salió de ahí dispuesto a jugar golf. Llegando al lobby cambió de parecer. Subió al taxi y pidio lo llevaran al pueblo.
Estaba caminando por la callejuela cuando escucho su nombre.
- Señor Preston, buenos días. Que sorpresa! ¿y los niños, vienen con usted?
- Charlotte! - dice fingiendo sorpresa - qué casualidad no, se quedaron en el club. Te extrañaron.
- Que pena. Hoy descanso.
- Sí, nos dijeron. ¿y a donde vas?
- A desayunar aquí adelante... hay un pequeño restaurante delicioso.
- Suena bien. ¿Te molesta si te acompaño?
- No, claro, por supuesto.- dice un poco sorprendida
Al terminar el desayuno Charlotte se despide para ir a la playa.
- Gracias por pagar el desayuno Sr. Preston. No debió. Me retiro, voy un rato a disfrutar del mar.
Se despidieron y Charlotte no noto que él la seguía
Llegando a la playa extendió un pareo y se quitó la ropa quedando su cuerpo firme cubierto por un bikini rojo que resaltaba las redondeces de sus pechos y su bien torneado trasero.
Casi no había nadie en la playa. Se zambulló en el mar. Jack la miraba absorto.
Salió y se tendió a tomar el sol después de aplicarse generosa cantidad de bronceador.
- Hola otra vez
Charlotte se sobre salta y se sienta de golpe.
- Sr. Preston! me asusto
- Disculpa, es que, no pude evitar seguirte. Ha sido muy agradable conversar contigo. - dijo sentándose sobre sus caros pantalones sobre la arena.
Jack le contó sobre su vida con Debbie. El único lazo entre ellos eran los niños.
Charlotte se levantó y Jack la recorrio con la mirada.
- Vamos - dijo Charlotte extendiendo la mano a Jack
- ¿A donde?
- Hay un lugar que a mí me ayuda mucho a tranquilizarme
Lo llevó un ojo de agua perdido entre la maleza por un camino de tierra. Tenía el agua cristalina, y una pequeña plataforma de madera. Era un lugar hermoso.
- ¿No le parece hermoso este lugar? - dice Charlotte mientras se adelanta unos pasos.
Jack no pudo evitar la tentación llegando ahí y toma por la mano haciéndola girar. - Dime Jack - Y al instante la besa.
Un par de intentos de separarse de él y luego cede perdiéndose en ese beso.
Desde entonces cada año esas visitas de vacaciones familiares se han vuelto la razón por las que Charlotte tomo el empleo definitivamente.
Cada año, ocultas tras los "buenos días", van miradas que dicen mucho más.
- Nunca nadie lo sabrá - pensó - Soy solo la niñera.
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