Alcanzar una estrella
Diana era una chica promedio, ni fea ni bonita. Aunque con un poco de esmero podía verse muy bien. Sin embargo, prefería la comodidad de los jeans o los pantalones deportivos y una cola de caballo.
En el amor, no era precisamente una suertuda. Había tenido algunos romances pero nada serio, pareciera que los hombres no podían enamorarse de ella.
Llevaba ya una década sin algo serio. Había perdido la esperanza de encontrarse con alguien que llenara sus expectativas. Siempre sintió que nadie entendía el amor como ella, así que simplemente se resigno a ser la amiga que cuenta chistes en las reuniones con tal de esconder el dolor que sentía al ver a sus amigas envueltas en relaciones estables y duraderas.
Un día decidió visitar a una pareja de amigos en el negocio de fotografía que habían montado un par de años antes.
Le mando un mensaje a Estella para avisarle. A veces tenían locaciones fuera y era imposible localizarlos.
- Amiga, ando cerca del estudio. Están ocupados, quisiera pasar a saludarlos.
- Te llamé con el pensamiento. Sí, aquí estamos, vente pronto. Te va a encantar la sorpresa que tenemos aquí.
- Ok, estoy cerca, llego como en 5 minutos.
Al llegar, se dio cuenta de la multitud que rodeaba el negocio de Estella y Frank. Ni siquiera podía entrar.
Marcó al teléfono de Estella.
- Amiga, no se puede entrar. Hay una multitud afuera.
- Deja me asomo, acércate lo más que puedas por la puerta lateral junto al negocio de jugos.
Diana se abrió paso entre la multitud y al llegar vio a Estella asomarse haciéndole una seña.
Se quiso acercar pero fotógrafos, gente, y guardias de seguridad, que no había visto, le impidieron el paso.
Estella dio la orden de dejarla pasar y Diana entro finalmente.
- Wow, que tanto alboroto es ésto. Están todos aquí por mi? - dijo bromeando, como era su costumbre.
- Ya verás. Espero tengas tiempo de venir con nosotros a comer.
- Hoy es domingo, tengo tiempo.
Entraron en el estudio fotográfico. Pudo darse cuenta que estaban en plena sesión. Había toda clase de objetos de utilería y había mucha gente corriendo de un lado al otro.
- Siéntate ahí, ya verás.
Diana se sentó en una silla cerca de todo el alboroto cuando escuchó que daban la orden para un "break"
Vio a Estella asomarse tras una mampara y hacerle la señal de que se acercara. Diana se levanto y vio a Frank y a Estella hablando con dos hombres que le daban la espalda a ella. Se acercó quedando justo detrás de los hombres misteriosos.
- Ven Diana, quiero presentarte.
Diana dio dos pasos y los hombres se giraron para verla. Uno de los hombres no era conocido para ella pero se acercó primero a él y le extendió la mano sonriendole.
- Te presento a Benjamín, es el fotógrafo asociado en el proyecto. Y... - señalo al segundo hombre que la miraba inspeccionándola, se notaba no estar cómodo. - Bueno, a Antonio Luna, ya lo conoces, al menos por televisión.
Diana sintió que el corazón se le detenía pero aún así mostró mucha ecuanimidad Extendió la mano a Antonio mirándolo fijamente a los ojos y le dijo.
- Mucho gusto, claro que lo conozco, hiciste la trilogía de .. como se llama... - Finjía no acordarse esperando que él lo dijera.
- El buscador - dijo Antonio extendiendo la mano y mirándola también a lo ojos
Diana bromeando le dijo: - Ah, sí esa también, en realidad me refería a... cómo se llama? sí , sí, los tres amores, los tres hermanos y - haciendo una pausa misteriosa dijo - ... los tres chiflados - y todos soltaron la carcajada sabiendo que esta ultima era solo un chiste de Diana.
- Lo siento - dijo juguetonamente- es solo un chiste para romper el hielo - Por supuesto sé quien eres.
Omitió las tan trilladas frase "soy tu fan" o "admiro tu trabajo". Se imaginó que estaría harto de escucharlas. Pero eran frases muy ciertas para ella.
Si Antonio supiera que su foto era la pantalla de inicio de su celular tal vez pensaría que era una más de esas locas fans. Al pensar en esto, solo sonrió y se ruborizo ligeramente.
Benjamín solo levantó la ceja asombrado y se guardó sus comentarios para después.
- Vienes a comer con nosotros? - pregunta Frank
- Si no hay problema, por supuesto, encantada... que no sea nada elegante porque no vengo preparada- dijo riendo.
- No te preocupes - Dijo Antonio - Hemos pedido un servicio en la casa que renté, para celebrar el éxito de la sesión. Mi representante está ahora ahí organizando todo, y seguramente ya está todo listo.
- Pues suena genial - dijo Diana - qué esperamos? Vamos que muero de hambre - y le guiño un ojo.
Todos recogieron sus pertenencias y salieron por la puerta de atrás que daba al estacionamiento y subieron a una camioneta negra con vidrios polarizados y dos lineas de asientos en la parte de atrás.
Al frente iban el chofer y Benjamín. En la primer línea trasera Estella y Frank, y en la segunda línea de asientos, Diana y Antonio. La multitud se alborotó al ver la camioneta salir. Gritos histéricos de mujeres de todas las edades, paparazzis tomando fotos intentando conseguir una historia que vender, letreros de "Te amo" "Antonio, cásate conmigo" por doquier.
- Wow, todo ese glamour es bastante incómodo. No?
- Sí, todo el mundo creé que es fabuloso pero limita mucho tu vida.
- Puedo imaginarlo. No hay nada como el anonimato. Yo amo poder salir al cine sola y luego sentarme en la playa a leer escuchando el mar. Creo que soy mas afortunada que tú.
Antonio sonrió aceptando la verdad en las palabras de Diana. Miró por la ventana el paisaje y de pronto sintió añoranza por la vida anónima que había dejado atrás y que ahora era solo un extraño recuerdo, tan lejano que llegó a pensar que era desconocido del todo para él.
El viaje del estudio a la casa que rentaba en una lujosa zona frente al mar duró unos pocos minutos.
Entraron al fraccionamiento por calles amplias rodeadas de árboles y vegetación. A la décima calle doblaron a la izquierda en una privada de cinco casas. La camioneta se detuvo frente a un hermoso portón de madera oscura y tocó el claxon. El portón se abrió y entraron en un jardín repleto de rosales florecientes de todos los colores. El vehículo se detuvo frente a la puerta principal de la casa y todos descendieron de él. Habían al menos otros 6 autos estacionados en la cochera lo que suponía que los invitados ya habían llegado.
La música que provenía del patio trasero con vista al mar se escuchaba desde la entrada.
Todos caminaron por un pasillo lateral hasta llegar al patio trasero con mucha vegetación, había una amplia terraza decorada estilo minimalísta, con mullidos sillones de formas simples y colores terrosos. Al fondo una alberca que se perdía con el mar.
Mark se acercó al grupo que recién llegaba para darles la bienvenida.
- Bienvenidos chicos. Que tal la sesión? - dijo, mientras saludaba a cada uno.
- Cansada como todas las sesiones - respondió Antonio - Pero salió muy bien. Tenemos a los mejores fotógrafos.
- Eso ni dudarlo - dijo Estella. - Mark, quiero presentarte a mi mejor amiga, Diana, la he invitado, espero no te moleste.
Mark se acercó a darle la mano a Diana - Mucho gusto, por supuesto que no me molesta, bienvenida.
Mark era el representante de Antonio. Un hombre bastante agradable.
La fiesta duró buena parte de la tarde y Diana entre todos esos desconocidos de pronto se sintió en confianza. Estaba sorprendida de la sencillez de su amado actor favorito.
La gente comenzó a retirarse a descansar a sus respectivos hoteles. Benjamín se despidió de todos y le siguieron Frank y Estella.
- Creo que yo también me retiro - dijo Diana - tomaré el taxi con Frank y Estella. Ya es tarde.
Antonio y Diana habían pasado la mayor parte de la fiesta juntos haciéndose bromas y contándose historias. De vez en cuando se mezclaban con la gente pero eventualmente regresaban a su conversación privada, alejados del bullicio.
- Es aún temprano, la estamos pasando bien, porque no te quedas un poco mas. Podríamos tirarnos en la playa a contar estrellas.
Diana sonrió indecisa.
- No sé, mañana trabajo y ya no hay nadie más. Agradezco la invitación pero si quieres nos vemos otro día antes de que regreses a tu agitada vida.
Estella y Frank esperaban afuera pacientes.
- Por favor quédate. Hasta ahora, eres lo mas cercano a la "normalidad" que he encontrado. Hace mucho no me sentía así, solo un hombre cualquiera. Dí que sí. - Hizo ese gesto de niño a punto de hacer un berrinche si no conseguía lo que quería.
- Bueno, está bien. Pero el taxi de regreso a mi casa lo pagas tú, porque desde aquí me cobran un dineral.
Antonio rió - De acuerdo.
Salieron donde Estella y Frank se encontraban.
- Lista? - preguntó Estella
- Amiga, me quedo un rato más. El chisme de la farándula se está poniendo bueno, y tal vez con esas historias salga de pobre - dijo soltando una carcajada.
- Ok, no hay problema amiga. Diviértanse y pórtate mal - Estella le guiño el ojo a su amiga
Diana solo hizo un gesto indicándole que no era lo que ella estaba pensando, pero Estella devolvió el gesto indicando que no le creía nada.
Cuando Frank y Estella subieron al taxi, Antonio y Diana regresaron a la terraza.
Apenas empezaba a oscurecer, Antonio prendió las luces de la terraza y fue directo al bar. Tomo una botella abierta de Merlot y sirvió dos copas. Camino hasta Diana quien se encontraba en la reja del fondo mirando al mar. Se empezaban a escuchar los trinos de los pájaros preparándose para dormir.
- Salud! - Dijo Antonio poniéndose a un lado de ella y extendiéndole la copa de vino.
- Salud! - Respondió ella, chocando su copa a la de él
Ambos dieron un sorbo a sus copas y se sentaron en las poltronas viendo a las estrellas que apenas se asomaban.

Permanecieron un momento en silencio, apreciando el momento y de pronto, Antonio buscó la mano de Diana.
- Sabes que es lo que más me gusta de tí?
Diana lo mira sorprendida. - Te gusto?
Antonio se queda un momento en silencio. Revivió ese sentimiento de nerviosismo y emoción de sus años de estudiante cuando le declaró su amor a Eloisa.
Se sentó y le dijo - Sí, en solo unas horas olvidé toda esa locura y me siento un hombre normal. Tú me has hecho ser un hombre normal el día de hoy.
- Creo que estas exagerando. Acabas de terminar una relación larga con la modelo y tal vez es normal que confundas las cosas.
- Exacto, tres años con alguien que también está frente a los reflectores me hace comparar ésto que puedo tener con alguien "normal". Y la paz que siento contigo no la he sentido en años.
- Me halaga que digas eso, pero suponiendo que iniciáramos algo, es más fácil que tu mundo me devore a mí a que tú puedas disfrutar del mío. No sé si estoy lista para tener a gente siguiéndome y publicando todo lo que hago. - Diana sacó su celular y le mostró la foto. - Mira, soy una de esas fans tuyas que han tenido noches húmedas pensando en ti Pero eso es lo maravilloso de los sueños, que puedes manejarlos como quieras. En mis sueños somos solo tú y yo. Sin reporteros, sin fans. Solos tu y yo. Pero en la vida real esto sería una locura.
Antonio la miró fijamente, sabía que Diana tenía razón pero por donde lo viera no tenía escapatoria. No quería dejarla ir. Hizo un movimiento rápido y la beso como en esas escenas de película. Diana sintió que su cuerpo temblaba y se aparto bruscamente de él.
Lo deseaba pero no se sentía lista para perder el anonimato. Necesitaba tiempo, un tiempo que no tenían. Lo miró y le sonrió.
- Ha sido hermoso conocerte. Pero quiero que esto quede así. Como en un sueño. Solo tu y yo.
Ella tomo su bolsa y salió de la casa mientras Antonio sentía que se le iba la vida.
Al día siguiente cumplió con los compromisos sociales de estrella de cine a los que estaba acostumbrado. Sin embargo, se veía apagado.
Benjamín quien desde aquella primera mirada que cruzaron Diana y Antonio, se dio cuenta incluso, antes que ellos mismos de lo que ambos se provocaban uno al otro, no pudo evitar decirle.
- Amigo, las miradas nunca mienten. Si algo o "alguien" hace brillar tu mirada como esa chica lo hizo, haz lo que tengas que hacer pero no la dejes ir.
- Podrías ayudarme? consigue la dirección de su trabajo con Estella y compra un gran ramo de flores.
Una hora después, Diana salía de su trabajo distraída cuando de un auto baja Antonio con el ramo de flores mas hermoso que había visto. Se acercó casi corriendo y lo abrazó.
- Esto merece un beso
- Como el que se quedo inconcluso ayer?
- Lo siento, es que tengo miedo.
- Ya somos dos.
Subieron al auto con la esperanza de seguir siendo solo ellos dos.
Vio a Estella asomarse tras una mampara y hacerle la señal de que se acercara. Diana se levanto y vio a Frank y a Estella hablando con dos hombres que le daban la espalda a ella. Se acercó quedando justo detrás de los hombres misteriosos.
- Ven Diana, quiero presentarte.
Diana dio dos pasos y los hombres se giraron para verla. Uno de los hombres no era conocido para ella pero se acercó primero a él y le extendió la mano sonriendole.
- Te presento a Benjamín, es el fotógrafo asociado en el proyecto. Y... - señalo al segundo hombre que la miraba inspeccionándola, se notaba no estar cómodo. - Bueno, a Antonio Luna, ya lo conoces, al menos por televisión.
Diana sintió que el corazón se le detenía pero aún así mostró mucha ecuanimidad Extendió la mano a Antonio mirándolo fijamente a los ojos y le dijo.
- Mucho gusto, claro que lo conozco, hiciste la trilogía de .. como se llama... - Finjía no acordarse esperando que él lo dijera.
- El buscador - dijo Antonio extendiendo la mano y mirándola también a lo ojos
Diana bromeando le dijo: - Ah, sí esa también, en realidad me refería a... cómo se llama? sí , sí, los tres amores, los tres hermanos y - haciendo una pausa misteriosa dijo - ... los tres chiflados - y todos soltaron la carcajada sabiendo que esta ultima era solo un chiste de Diana.
- Lo siento - dijo juguetonamente- es solo un chiste para romper el hielo - Por supuesto sé quien eres.
Omitió las tan trilladas frase "soy tu fan" o "admiro tu trabajo". Se imaginó que estaría harto de escucharlas. Pero eran frases muy ciertas para ella.
Si Antonio supiera que su foto era la pantalla de inicio de su celular tal vez pensaría que era una más de esas locas fans. Al pensar en esto, solo sonrió y se ruborizo ligeramente.
Benjamín solo levantó la ceja asombrado y se guardó sus comentarios para después.
- Vienes a comer con nosotros? - pregunta Frank
- Si no hay problema, por supuesto, encantada... que no sea nada elegante porque no vengo preparada- dijo riendo.
- No te preocupes - Dijo Antonio - Hemos pedido un servicio en la casa que renté, para celebrar el éxito de la sesión. Mi representante está ahora ahí organizando todo, y seguramente ya está todo listo.
- Pues suena genial - dijo Diana - qué esperamos? Vamos que muero de hambre - y le guiño un ojo.
Todos recogieron sus pertenencias y salieron por la puerta de atrás que daba al estacionamiento y subieron a una camioneta negra con vidrios polarizados y dos lineas de asientos en la parte de atrás.
Al frente iban el chofer y Benjamín. En la primer línea trasera Estella y Frank, y en la segunda línea de asientos, Diana y Antonio. La multitud se alborotó al ver la camioneta salir. Gritos histéricos de mujeres de todas las edades, paparazzis tomando fotos intentando conseguir una historia que vender, letreros de "Te amo" "Antonio, cásate conmigo" por doquier.
- Wow, todo ese glamour es bastante incómodo. No?
- Sí, todo el mundo creé que es fabuloso pero limita mucho tu vida.
- Puedo imaginarlo. No hay nada como el anonimato. Yo amo poder salir al cine sola y luego sentarme en la playa a leer escuchando el mar. Creo que soy mas afortunada que tú.
Antonio sonrió aceptando la verdad en las palabras de Diana. Miró por la ventana el paisaje y de pronto sintió añoranza por la vida anónima que había dejado atrás y que ahora era solo un extraño recuerdo, tan lejano que llegó a pensar que era desconocido del todo para él.
El viaje del estudio a la casa que rentaba en una lujosa zona frente al mar duró unos pocos minutos.
Entraron al fraccionamiento por calles amplias rodeadas de árboles y vegetación. A la décima calle doblaron a la izquierda en una privada de cinco casas. La camioneta se detuvo frente a un hermoso portón de madera oscura y tocó el claxon. El portón se abrió y entraron en un jardín repleto de rosales florecientes de todos los colores. El vehículo se detuvo frente a la puerta principal de la casa y todos descendieron de él. Habían al menos otros 6 autos estacionados en la cochera lo que suponía que los invitados ya habían llegado.
La música que provenía del patio trasero con vista al mar se escuchaba desde la entrada.
Todos caminaron por un pasillo lateral hasta llegar al patio trasero con mucha vegetación, había una amplia terraza decorada estilo minimalísta, con mullidos sillones de formas simples y colores terrosos. Al fondo una alberca que se perdía con el mar.
Mark se acercó al grupo que recién llegaba para darles la bienvenida.
- Bienvenidos chicos. Que tal la sesión? - dijo, mientras saludaba a cada uno.
- Cansada como todas las sesiones - respondió Antonio - Pero salió muy bien. Tenemos a los mejores fotógrafos.
- Eso ni dudarlo - dijo Estella. - Mark, quiero presentarte a mi mejor amiga, Diana, la he invitado, espero no te moleste.
Mark se acercó a darle la mano a Diana - Mucho gusto, por supuesto que no me molesta, bienvenida.
Mark era el representante de Antonio. Un hombre bastante agradable.
La fiesta duró buena parte de la tarde y Diana entre todos esos desconocidos de pronto se sintió en confianza. Estaba sorprendida de la sencillez de su amado actor favorito.
La gente comenzó a retirarse a descansar a sus respectivos hoteles. Benjamín se despidió de todos y le siguieron Frank y Estella.
- Creo que yo también me retiro - dijo Diana - tomaré el taxi con Frank y Estella. Ya es tarde.
Antonio y Diana habían pasado la mayor parte de la fiesta juntos haciéndose bromas y contándose historias. De vez en cuando se mezclaban con la gente pero eventualmente regresaban a su conversación privada, alejados del bullicio.
- Es aún temprano, la estamos pasando bien, porque no te quedas un poco mas. Podríamos tirarnos en la playa a contar estrellas.
Diana sonrió indecisa.
- No sé, mañana trabajo y ya no hay nadie más. Agradezco la invitación pero si quieres nos vemos otro día antes de que regreses a tu agitada vida.
Estella y Frank esperaban afuera pacientes.
- Por favor quédate. Hasta ahora, eres lo mas cercano a la "normalidad" que he encontrado. Hace mucho no me sentía así, solo un hombre cualquiera. Dí que sí. - Hizo ese gesto de niño a punto de hacer un berrinche si no conseguía lo que quería.
- Bueno, está bien. Pero el taxi de regreso a mi casa lo pagas tú, porque desde aquí me cobran un dineral.
Antonio rió - De acuerdo.
Salieron donde Estella y Frank se encontraban.
- Lista? - preguntó Estella
- Amiga, me quedo un rato más. El chisme de la farándula se está poniendo bueno, y tal vez con esas historias salga de pobre - dijo soltando una carcajada.
- Ok, no hay problema amiga. Diviértanse y pórtate mal - Estella le guiño el ojo a su amiga
Diana solo hizo un gesto indicándole que no era lo que ella estaba pensando, pero Estella devolvió el gesto indicando que no le creía nada.
Cuando Frank y Estella subieron al taxi, Antonio y Diana regresaron a la terraza.
Apenas empezaba a oscurecer, Antonio prendió las luces de la terraza y fue directo al bar. Tomo una botella abierta de Merlot y sirvió dos copas. Camino hasta Diana quien se encontraba en la reja del fondo mirando al mar. Se empezaban a escuchar los trinos de los pájaros preparándose para dormir.
- Salud! - Dijo Antonio poniéndose a un lado de ella y extendiéndole la copa de vino.
- Salud! - Respondió ella, chocando su copa a la de él
Ambos dieron un sorbo a sus copas y se sentaron en las poltronas viendo a las estrellas que apenas se asomaban.

Permanecieron un momento en silencio, apreciando el momento y de pronto, Antonio buscó la mano de Diana.
- Sabes que es lo que más me gusta de tí?
Diana lo mira sorprendida. - Te gusto?
Antonio se queda un momento en silencio. Revivió ese sentimiento de nerviosismo y emoción de sus años de estudiante cuando le declaró su amor a Eloisa.
Se sentó y le dijo - Sí, en solo unas horas olvidé toda esa locura y me siento un hombre normal. Tú me has hecho ser un hombre normal el día de hoy.
- Creo que estas exagerando. Acabas de terminar una relación larga con la modelo y tal vez es normal que confundas las cosas.
- Exacto, tres años con alguien que también está frente a los reflectores me hace comparar ésto que puedo tener con alguien "normal". Y la paz que siento contigo no la he sentido en años.
- Me halaga que digas eso, pero suponiendo que iniciáramos algo, es más fácil que tu mundo me devore a mí a que tú puedas disfrutar del mío. No sé si estoy lista para tener a gente siguiéndome y publicando todo lo que hago. - Diana sacó su celular y le mostró la foto. - Mira, soy una de esas fans tuyas que han tenido noches húmedas pensando en ti Pero eso es lo maravilloso de los sueños, que puedes manejarlos como quieras. En mis sueños somos solo tú y yo. Sin reporteros, sin fans. Solos tu y yo. Pero en la vida real esto sería una locura.
Antonio la miró fijamente, sabía que Diana tenía razón pero por donde lo viera no tenía escapatoria. No quería dejarla ir. Hizo un movimiento rápido y la beso como en esas escenas de película. Diana sintió que su cuerpo temblaba y se aparto bruscamente de él.
Lo deseaba pero no se sentía lista para perder el anonimato. Necesitaba tiempo, un tiempo que no tenían. Lo miró y le sonrió.
- Ha sido hermoso conocerte. Pero quiero que esto quede así. Como en un sueño. Solo tu y yo.
Ella tomo su bolsa y salió de la casa mientras Antonio sentía que se le iba la vida.
Al día siguiente cumplió con los compromisos sociales de estrella de cine a los que estaba acostumbrado. Sin embargo, se veía apagado.
Benjamín quien desde aquella primera mirada que cruzaron Diana y Antonio, se dio cuenta incluso, antes que ellos mismos de lo que ambos se provocaban uno al otro, no pudo evitar decirle.
- Amigo, las miradas nunca mienten. Si algo o "alguien" hace brillar tu mirada como esa chica lo hizo, haz lo que tengas que hacer pero no la dejes ir.
- Podrías ayudarme? consigue la dirección de su trabajo con Estella y compra un gran ramo de flores.
Una hora después, Diana salía de su trabajo distraída cuando de un auto baja Antonio con el ramo de flores mas hermoso que había visto. Se acercó casi corriendo y lo abrazó.
- Esto merece un beso
- Como el que se quedo inconcluso ayer?
- Lo siento, es que tengo miedo.
- Ya somos dos.
Subieron al auto con la esperanza de seguir siendo solo ellos dos.
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