Una voz, Un dibujo, Un amor
Como cada noche se fue a la cama después de una cena ligera y un rato de televisión. Nada especial, un poco de noticias y un poco de deportes.
Hacía tiempo que era su única rutina.
Hacía tiempo que era su única rutina.
Cerró los ojos y después de un rato de dar vueltas por la cama, logro conciliar el sueño. Un sueño inquieto y cargado de emociones. Sin embargo, apenas recordaba los sueños al despertar. Lo único que quedaba grabado en su mente era ese rostro que no podía olvidar.
Podía reproducirlo hasta el más mínimo detalle. Y lo hacía.
Después del trabajo se recluía en su estudio por horas a pintar ese rostro que no podía alejar de su mente.
El timbre sonó sacándolo de concentración. Hizo un gesto de enfado y dejo cuidadosamente el pincel en la mesa junto al caballete. Miró el retrato a medio terminar y pensó en voz alta. - No tardo amor - y salió de la habitación.
Se asomó a la ventana y vio estacionado el auto de Andrée. Abrió la puerta.
- Luca, amigo, que te sucede. Estamos todos preocupados por tí. Ya no sales, ya no respondes llamadas, vas del trabajo a tu casa. Las chicas preguntan por tí.
- No empieces otra vez con ese discurso Andrée. Ya te he dicho que simplemente no estoy de humor. Hay cosas que están cambiando y ya no me apetece la vida que he llevado hasta ahora. Todos cambiamos. Ahora prefiero la vida tranquila. Y ya sabes que es lo que busco.
- Que va!!! tú siempre has sido el rey de la noche. Las mujeres te aman. Vamos viejo, sin tí ya no es divertido.
- Andrée, de verdad, estoy ocupado en algo y preferiría que me dejes solo.
- Wow, sí que te estás tomando esto en serio. Esta bien, me voy. Espero que no te arrepientas al final y termines por quedarte solo. Sí te das cuenta de que lo que buscas es una locura? Es solo un sueño, nada mas que eso. Ojalá recapacites.
Andrée se dio vuelta con una gran desilusión y salió de la casa pensando que su amigo se estaba volviendo loco.
Luca regresó al estudio a continuar con su pintura. Se sentó frente al retrato.
- Estoy seguro que existes y te voy a encontrar así tenga que recorrer el mundo entero. - Tomó el pincel y continuó en su labor.
Tenía ya una gran colección de retratos con ese mismo rostro, en todos los tamaños y todas las técnicas. Pinturas cada vez más detalladas, casi reales.
Luca había crecido con su abuelo paterno y de él heredo una cuantiosa fortuna. Don Roberto había tenido solo un hijo, Massimo, quien era un jugador compulsivo que gastaba cantidades exorbitantes en los casinos de Monte Carlo. Un año despues de que Doña Lucía, su madre, muriera de un infarto, Massimo se casó con una extravagante modelo española con quien procreó a Luca.
Massimo y Alana eran adictos al juego, dejaban constantemente a Luca con el abuelo. En uno de esos viajes de regreso de Monte Carlo, justo en la curva de Route Moyenne Corniche el auto perdió los frenos y se desbarrancó. Era tal la velocidad a la que iban, que el cinturón de seguridad cercenó por la mitad a Massimo robándole la vida al instante, sin embargo, Alana quedó prensada y permaneció aún viva, hasta un poco antes de llegar al hospital; ahí descubrieron que en su vientre llevaba un segundo hijo de 4 meses.
Luca tenía apenas 4 años. Pasó los siguientes 2 años de su vida esperando que sus papas regresaran de aquel viaje pero ellos nunca volvieron.
Don Roberto dedico tiempo en la educación de Luca, pero al llegar a la adolescencia comenzaba a seguir los pasos de su padre.
- Luca, mas te vale que dejes esa vida o acabarás como tu padre. - Era el discurso diario de Don Roberto cada noche que Luca salía de juerga.
A duras penas termino la carrera y comenzo a trabajar en uno de los negocios del abuelo.
Don Roberto siempre le decía - Hijo, deseo con todo el corazón que encuentres al amor de tu vida. Que esa mujer te haga cambiar de vida, que sientes cabeza y comiences una familia.
A Luca le parecía de lo más aburrido y solo se reía pensando que el abuelo ya estaba viejo. Pero aun así lo amaba.
Cuando Don Roberto cayó en cama por una crisis de diabetes Luca le prometió que cambiaría su vida.
Don Roberto cayó en un periodo breve de coma para regresar a la vida por corto tiempo, tan solo para decirle - Luca, he conocido a tu mujer perfecta. Pronto te visitará. Tienes que encontrarla. -
Luca pensó que era un delirio de la enfermedad pero le prometió que la buscaría. y a los pocos minutos Don Roberto murió.
Después de los funerales Luca comenzó con esos extraños sueños.
En otro lado del mundo, Alejandra tenía una vida tranquila. Hacía poco que había encontrado a Sergio, su novio, con otra y lo había dejado. Ya sentía desde antes que esa relación no tenía futuro, pero no tenía el valor para romper.
Justo después de la pelea con Sergio, Alejandra se fué a cenar con Julieta, su compañera de cuarto.
- No sabes lo liberada que me siento. No sabía cómo dejar a Sergio y ahora me dió el pretexto perfecto.
- Debiste dejarlo hace tiempo amiga, a veces te faltan cojones para tomar decisiones.
- Ya lo sé - dijo riendo. - Sabes que es lo más curioso de todo?, empece a sentir que lo mío con Sergio no iba a ningún lado después de un sueño muy extraño que tuve hace como un mes.
Julieta la mira intrigada. - Cuéntame de que se trató tu sueño, ya sabes que esas cosas esotéricas me encantan - dijo con mucha emoción.
- Lo poco que recuerdo, es que yo estaba en la playa y me encontraba a un hombre ya viejo que me miraba y me decía: "te he visto llorar por un hombre equivocado" Me tomó de las manos y me decía: "búscalo, e indícale el camino hacia a ti"
- Y no te dio una dirección para encontrarlo?
- Obvio no- dice soltando una carcajada - pero lo raro es que desde entonces, siempre en las noches, comienzo soñando cualquier cosa pero en un punto del sueño, recuerdo que tengo que ir a buscarlo, así que camino por algunas calles que nunca he visto, y llego a una casa enorme desde la cual se ve un valle, tipo los alpes y veo la figura de un hombre joven, no le veo el rostro, pero escucho claramente su voz. Dice que me está buscando pero no me encuentra. Y luego me despierto.
- Ay amiga, que emoción!!! y si de verdad hay alguien buscándote?
Alejandra rió a carcajadas - Estas loca, son solo sueños, en el fondo debe ser el reflejo de lo que quisiera encontrar, pero eso no existe amiga.
- Mujer de poca fe! ... yo apuesto lo que quieras, a que en algún lugar del mundo tu verdadero amor te está buscando.
Alejandra solo sonrió deseando que su amiga tuviera razón
Un mes después Luca viendo un programa de viajes, reconoció el lugar que soñaba. Sin pensarlo dos veces empacó sus maletas. Todos creían que se había vuelto loco. Cargo un cuaderno de dibujo con sus bocetos y se dirigió a encontrarse con lo desconocido.
Consiguió rentar una casa a pocas cuadras del centro. Acostumbraba caminar por la callejuela principal repleta de cafés, tiendas, restaurantes y bares. Era la parte atractiva del pueblo.
Se sentó en la mesa de un café con su acostumbrado cuaderno y comenzó a pintar. Estaba tan concentrado que no notaba el bullicio de clientes entrando y saliendo.
Dando el ultimo sorbo a su cappuccino, levanta la vista y busca al mesero.
- Disculpa, Paco, me puedes traer otro cappuccino y la carta de paninos?
A dos mesas, Alejandra, de espaldas a Luca, sintió que su corazón se detenía. Esa voz que le hablaba cada noche en sueños.
Se levantó y volteo buscando de donde provenía. Ahí estaba la misma silueta, ahora con un rostro.
Luca levanta la mirada que se cruza con la de Alejandra. Se queda sin aliento. Mira su dibujo, es la copia exacta de esa mujer que tiene enfrente.
Alejandra confundida se sienta. De nuevo esa voz, ahora más cerca.
- Disculpa.- dice Luca con total asombro- ya estoy aquí
Ella lo mira y sabe que es él. - Porqué tardaste tanto?
- Lo siento - dice Luca sentándose junto a ella - Me tomó tiempo saber donde encontrarte. Nunca fuiste clara con las instrucciones. - dice guiñando un ojo.
- Tenía que saber si realmente harías el esfuerzo.- Dice sonriendo.
Ambos se toman de las manos. - Hola, soy Luca
- Hola, soy Alejandra.
Casi pueden verse las chispas que brotan de sus ojos.
El mundo desaparece a su alrededor y en algún lugar del cielo, Don Roberto sonríe satisfecho.
Después del trabajo se recluía en su estudio por horas a pintar ese rostro que no podía alejar de su mente.
El timbre sonó sacándolo de concentración. Hizo un gesto de enfado y dejo cuidadosamente el pincel en la mesa junto al caballete. Miró el retrato a medio terminar y pensó en voz alta. - No tardo amor - y salió de la habitación.
Se asomó a la ventana y vio estacionado el auto de Andrée. Abrió la puerta.
- Luca, amigo, que te sucede. Estamos todos preocupados por tí. Ya no sales, ya no respondes llamadas, vas del trabajo a tu casa. Las chicas preguntan por tí.
- No empieces otra vez con ese discurso Andrée. Ya te he dicho que simplemente no estoy de humor. Hay cosas que están cambiando y ya no me apetece la vida que he llevado hasta ahora. Todos cambiamos. Ahora prefiero la vida tranquila. Y ya sabes que es lo que busco.
- Que va!!! tú siempre has sido el rey de la noche. Las mujeres te aman. Vamos viejo, sin tí ya no es divertido.
- Andrée, de verdad, estoy ocupado en algo y preferiría que me dejes solo.
- Wow, sí que te estás tomando esto en serio. Esta bien, me voy. Espero que no te arrepientas al final y termines por quedarte solo. Sí te das cuenta de que lo que buscas es una locura? Es solo un sueño, nada mas que eso. Ojalá recapacites.
Andrée se dio vuelta con una gran desilusión y salió de la casa pensando que su amigo se estaba volviendo loco.
Luca regresó al estudio a continuar con su pintura. Se sentó frente al retrato.
- Estoy seguro que existes y te voy a encontrar así tenga que recorrer el mundo entero. - Tomó el pincel y continuó en su labor.
Tenía ya una gran colección de retratos con ese mismo rostro, en todos los tamaños y todas las técnicas. Pinturas cada vez más detalladas, casi reales.
Luca había crecido con su abuelo paterno y de él heredo una cuantiosa fortuna. Don Roberto había tenido solo un hijo, Massimo, quien era un jugador compulsivo que gastaba cantidades exorbitantes en los casinos de Monte Carlo. Un año despues de que Doña Lucía, su madre, muriera de un infarto, Massimo se casó con una extravagante modelo española con quien procreó a Luca.
Massimo y Alana eran adictos al juego, dejaban constantemente a Luca con el abuelo. En uno de esos viajes de regreso de Monte Carlo, justo en la curva de Route Moyenne Corniche el auto perdió los frenos y se desbarrancó. Era tal la velocidad a la que iban, que el cinturón de seguridad cercenó por la mitad a Massimo robándole la vida al instante, sin embargo, Alana quedó prensada y permaneció aún viva, hasta un poco antes de llegar al hospital; ahí descubrieron que en su vientre llevaba un segundo hijo de 4 meses.
Luca tenía apenas 4 años. Pasó los siguientes 2 años de su vida esperando que sus papas regresaran de aquel viaje pero ellos nunca volvieron.
Don Roberto dedico tiempo en la educación de Luca, pero al llegar a la adolescencia comenzaba a seguir los pasos de su padre.
- Luca, mas te vale que dejes esa vida o acabarás como tu padre. - Era el discurso diario de Don Roberto cada noche que Luca salía de juerga.
A duras penas termino la carrera y comenzo a trabajar en uno de los negocios del abuelo.
Don Roberto siempre le decía - Hijo, deseo con todo el corazón que encuentres al amor de tu vida. Que esa mujer te haga cambiar de vida, que sientes cabeza y comiences una familia.
A Luca le parecía de lo más aburrido y solo se reía pensando que el abuelo ya estaba viejo. Pero aun así lo amaba.
Cuando Don Roberto cayó en cama por una crisis de diabetes Luca le prometió que cambiaría su vida.
Don Roberto cayó en un periodo breve de coma para regresar a la vida por corto tiempo, tan solo para decirle - Luca, he conocido a tu mujer perfecta. Pronto te visitará. Tienes que encontrarla. -
Luca pensó que era un delirio de la enfermedad pero le prometió que la buscaría. y a los pocos minutos Don Roberto murió.
Después de los funerales Luca comenzó con esos extraños sueños.
En otro lado del mundo, Alejandra tenía una vida tranquila. Hacía poco que había encontrado a Sergio, su novio, con otra y lo había dejado. Ya sentía desde antes que esa relación no tenía futuro, pero no tenía el valor para romper.
Justo después de la pelea con Sergio, Alejandra se fué a cenar con Julieta, su compañera de cuarto.
- No sabes lo liberada que me siento. No sabía cómo dejar a Sergio y ahora me dió el pretexto perfecto.
- Debiste dejarlo hace tiempo amiga, a veces te faltan cojones para tomar decisiones.
- Ya lo sé - dijo riendo. - Sabes que es lo más curioso de todo?, empece a sentir que lo mío con Sergio no iba a ningún lado después de un sueño muy extraño que tuve hace como un mes.
Julieta la mira intrigada. - Cuéntame de que se trató tu sueño, ya sabes que esas cosas esotéricas me encantan - dijo con mucha emoción.
- Lo poco que recuerdo, es que yo estaba en la playa y me encontraba a un hombre ya viejo que me miraba y me decía: "te he visto llorar por un hombre equivocado" Me tomó de las manos y me decía: "búscalo, e indícale el camino hacia a ti"
- Y no te dio una dirección para encontrarlo?
- Obvio no- dice soltando una carcajada - pero lo raro es que desde entonces, siempre en las noches, comienzo soñando cualquier cosa pero en un punto del sueño, recuerdo que tengo que ir a buscarlo, así que camino por algunas calles que nunca he visto, y llego a una casa enorme desde la cual se ve un valle, tipo los alpes y veo la figura de un hombre joven, no le veo el rostro, pero escucho claramente su voz. Dice que me está buscando pero no me encuentra. Y luego me despierto.
- Ay amiga, que emoción!!! y si de verdad hay alguien buscándote?
Alejandra rió a carcajadas - Estas loca, son solo sueños, en el fondo debe ser el reflejo de lo que quisiera encontrar, pero eso no existe amiga.
- Mujer de poca fe! ... yo apuesto lo que quieras, a que en algún lugar del mundo tu verdadero amor te está buscando.
Alejandra solo sonrió deseando que su amiga tuviera razón
Un mes después Luca viendo un programa de viajes, reconoció el lugar que soñaba. Sin pensarlo dos veces empacó sus maletas. Todos creían que se había vuelto loco. Cargo un cuaderno de dibujo con sus bocetos y se dirigió a encontrarse con lo desconocido.
Consiguió rentar una casa a pocas cuadras del centro. Acostumbraba caminar por la callejuela principal repleta de cafés, tiendas, restaurantes y bares. Era la parte atractiva del pueblo.
Se sentó en la mesa de un café con su acostumbrado cuaderno y comenzó a pintar. Estaba tan concentrado que no notaba el bullicio de clientes entrando y saliendo.
Dando el ultimo sorbo a su cappuccino, levanta la vista y busca al mesero.
- Disculpa, Paco, me puedes traer otro cappuccino y la carta de paninos?
A dos mesas, Alejandra, de espaldas a Luca, sintió que su corazón se detenía. Esa voz que le hablaba cada noche en sueños.
Se levantó y volteo buscando de donde provenía. Ahí estaba la misma silueta, ahora con un rostro.
Luca levanta la mirada que se cruza con la de Alejandra. Se queda sin aliento. Mira su dibujo, es la copia exacta de esa mujer que tiene enfrente.
Alejandra confundida se sienta. De nuevo esa voz, ahora más cerca.
- Disculpa.- dice Luca con total asombro- ya estoy aquí
Ella lo mira y sabe que es él. - Porqué tardaste tanto?
- Lo siento - dice Luca sentándose junto a ella - Me tomó tiempo saber donde encontrarte. Nunca fuiste clara con las instrucciones. - dice guiñando un ojo.
- Tenía que saber si realmente harías el esfuerzo.- Dice sonriendo.
Ambos se toman de las manos. - Hola, soy Luca
- Hola, soy Alejandra.
Casi pueden verse las chispas que brotan de sus ojos.
El mundo desaparece a su alrededor y en algún lugar del cielo, Don Roberto sonríe satisfecho.
Comentarios
Publicar un comentario